Video: Nutrition for a Healthy Pregnancy Part 2 with Dr. Gregory Ward
Dr. Gregory Ward explores nutrition research that points to the benefits of docosahexaenoic acid (DHA) omega-3.
Por: Elizabeth Somer, MA, RD
febrero 20, 2017
¿Cómo sería si toda embarazada —y toda mujer que esté planteándose el embarazo— pudiese prepararse para que su bebé no nato nunca tuviese un desorden neurológico? Esto podría ser posible, según un reciente estudio publicado en la revista científica Neurology, que concluyó que los bebés nacidos con unos niveles de vitamina D en sangre adecuados presentaron un bajo riesgo de desarrollar esclerosis múltiple (EM). LA EM es una enfermedad debilitante que puede afectar al cerebro, a la médula espinal y a los nervios ópticos. [1]
En este estudio, las muestras de sangre tomadas al nacer se compararon con el riesgo de padecer EM en la edad adulta. Se consideró que los neonatos con niveles de vitamina D inferiores a 30 nmol/L presentaban deficiencia de la misma, mientras que aquellos nacidos con niveles iguales o superiores a 50 nmol/L tenían niveles adecuados. Los resultados mostraron que los bebés nacidos con niveles deficientes de vitamina D en sangre presentaban el mayor riesgo, mientras aquellos nacidos en el rango de adecuado a óptimo presentaban un riesgo un 47 % inferior de desarrollar EM de adultos. A medida que aumentaban los niveles de vitamina D, el riesgo disminuía.[1]
Este no es el primer estudio que determina que la vitamina D es fundamental para proteger al bebé en desarrollo de riesgos futuros de padecer EM. Otros estudios también han hallado que unos niveles de vitamina D bajos en mujeres embarazadas acarrean el doble de riesgo de que sus bebés padezcan EM.[2,3] En un primer momento, los investigadores examinaron el riesgo de EM basándose en cuándo nacía el bebé, ya que los primeros estudios habían concluido que las personas que desarrollaban EM habían nacido mayoritariamente a principios de primavera, después de largos periodos con bajos niveles de luz solar achacables al invierno. El cuerpo produce vitamina D cuando la piel se expone frecuentemente a la luz del sol, por eso si no hay sol no hay vitamina D.[4] Estaba cada vez más claro que la deficiencia de vitamina D era el eslabón que conectaba la falta de exposición al sol y la EM.[5,6,7,8,9]
Durante años se pensó que la vitamina D únicamente mejoraba la salud de los huesos. Ahora está claro que el papel de la vitamina en el mantenimiento de la salud es bastante más amplio, e incluye contribuir a regular el desarrollo y e funcionamiento del sistema nervioso. Tiene sentido que una deficiencia de vitamina D influya en el riesgo de EM, ya que la EM es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema nervioso central. Un nivel bajo de vitamina D implica que a los nervios y al cerebro en desarrollo del bebé puede faltarles este importante componente. El resultado es que se pueden desarrollar unos tejidos de peor calidad. Otras enfermedades neurológicas que pueden estar relacionadas con un bajo nivel de vitamina D son la pérdida de memoria, el autismo y la esquizofrenia.[10,11,12,13,14,15] También hay pruebas preliminares de que hay otros problemas del embarazo que podrían estar relacionados con una ingesta de vitamina D insuficiente, como los abortos espontáneos, los partos prematuros, la preeclampsia y el nacimiento con un tamaño inferior al correspondiente a la edad gestacional.[16,17,18,19,20,21,22,23,24]
Este vínculo entre dieta y enfermedad no sería nada nuevo si la deficiencia de vitamina D fuese algo raro. Pero lo cierto es justo lo contrario. La ingesta inadecuada de vitamina D es muy habitual en todo el mundo, de media asciende a entre un tercio y la mitad de la población sana, y llega al 100 % de los sujetos de algunos ensayos.[25,26,27,28] Casi el 70 % de las mujeres tras el parto y sus bebés tienen bajos niveles de vitamina D.[29,30,31,32,33,34,35]
¿Por qué es tan habitual la deficiencia de vitamina D? Para la mayoría de la gente, la exposición al sol ha sido tradicionalmente la forma de obtener vitamina D, pero hoy en día pasamos más tiempo en interiores y cuando salimos al aire libre, reducimos el riesgo de cáncer de piel usando crema solar, que impide que los rayos UV lleguen a la piel.[36] Además, hay pocas fuentes dietéticas de la vitamina, además de la yema de huevo, el hígado y la leche o el zumo enriquecidos. Por lo tanto, es casi imposible satisfacer las necesidades de un adulto de 600 UI al día procedentes únicamente de la alimentación. Por ejemplo, un vaso de leche proporciona 100 UI. ¿Quién se bebe seis vasos de leche al día? Para añadir el insulto a la injuria, hay pruebas de que esta ingesta recomendada es inadecuada para que muchas mujeres alcancen un nivel óptimo de vitamina D.[37]
Los suplementos son imprescindibles. Las mujeres embarazadas y lactantes que toman suplementos con vitamina D son las que más probabilidades tienen de mantener unos niveles en sangre óptimos y de dar a luz a bebés en la misma situación.[38,39,40] Los investigadores de este ensayo reciente que demuestra que la vitamina D reduce el riesgo de padecer EM concluyen que «…la alta incidencia [de bajo nivel de vitamina D] entre embarazadas y el hecho de que un mayor nivel de vitamina D materna probablemente reduzca el riesgo de la madre y del bebé de padecer EM constituye una justificación para suplementar con vitamina D de forma universal durante el embarazo».[41]
1. Nielsen N, Munger K, Koch-Henriksen, et at: Neonatal vitamin D status and risk of multiple sclerosis. Neurology 2016; November 30th.
2. Nielsen N, Munger K, Koch-Henriksen, et at: Neonatal vitamin D status and risk of multiple sclerosis. Neurology 2016; November 30th.
3. Munger K, Aivo J, Hongell K, et al: Vitamin D status during pregnancy and risk of multiple sclerosis in offspring of women in the Finnish Maternity Cohort. JAMA Neurology 2016; 73:515-519.
4. Mirzaei F, Michels K, Munger K, et al: Gestational vitamin D and the risk of multiple sclerosis in offspring. Annals of Neurology 2011;70:30-40.
5. Munger K, Aivo J, Hongell K, et al: Vitamin D status during pregnancy and risk of multiple sclerosis in offspring of women in the Finnish Maternity Cohort. JAMA Neurology 2016; 73:515-519.
6. Mirzaei F, Michels K, Munger K, et al: Gestational vitamin D and the risk of multiple sclerosis in offspring. Annals of Neurology 2011;70:30-40.
7. Dobson R, Giovannoni G, Ramagopalan S: The month of birth effect in multiple sclerosis. Journal of Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry 2013;84:427-432.
8. Grytten N, Torkildsen A, Aarseth J, et al: Month of birth as a latitude-dependent risk factor for multiple sclerosis in Norway. Multiple Sclerosis 2013;19:1028-1034.
9. Torkildsen O, Grytten N, Aarseth J, et al: Month of birth as a risk factor for multiple sclerosis. Acta Neurologica Scandinavica Supplementum 2012; (195):58-62.
10. Becker J, Callegaro D, Lana-Peixoto M, et al: Season of birth as a risk factor for multiple sclerosis in Brazil. Journal of Neurological Sciences 2013;329:6-10.
11. Sotirchos E, Bhargava P, Eckstein C, et al: Safety and immunologic effect of high- vs low-dose cholecalciferol in multiple sclerosis. Neurology 2015;December 30th.
12. Schlogl M, Holick M: Vitamin D and neurocognitive function. Clinical Interventions in Aging 2014;9:559-568.
13. Wrzosek M, Kukaszkiewicz J, Wrzosek M, et al: Vitamin D and the central nervous system. Pharmacology Report 2013;65:271-278.
14. Hossein-Nezhad A, Holick M: Vitamin D for health: A global perspective. Mayo Clinic Proceedings 2013; 88:720-755.
15. Pet M, Brouwer-Brolsma E: The impact of maternal vitamin D status on offspring brain development and function. Advances in Nutrition 2016;7:665-678.
16. Chen J, Xin K, Wei J, et al: Lower maternal serum 25(OH)D I first trimester associated with higher autism risk in Chinese offspring. Journal of Psychosomatic Research 2016;89:98-101.
17. Bischoff-Ferrari H: Optimal serum 25-hydroxyvitamin D levels for multiple health outcomes. Advances in Experimental Medicine and Biology 2008;624:55-71.
18. Kiely M, Zhang J, Kinsella M, et al: Vitamin D status is associated with uteroplacental dysfunction indicated by pre-eclampsia and small for gestational age birth in a large prospective pregnancy cohort in Ireland with low vitamin D status. American Journal of Clinical Nutrition 2016;104:354-361.
19. Hou W, Yan X, Bai C, et al: Decreased serum vitamin D levels in early spontaneous pregnancy loss. European Journal of Clinical Nutrition 2016;70:1004-1008.
20. Qin L, Lu F, Yang S, et al: Does maternal vitamin D deficiency increase the risk of preterm birth. Nutrients 2016;May 20th :8(5)
21. Agarwal S, Kovilam O, Agrawal D: Vitamin D and its impact on maternal-fetal outcomes in pregnancy. Critical Reviews in Food Science and Nutrition 2016;August 24th.
22. Karras S, Fakhoury H, Muscogiuri G, et al: Maternal vitamin D levels during pregnancy and neonatal health. Therapeutic Advances in Musculoskeletal Disease 2016;8:124-135.
23. Gould J, Anderson A, Yelland L, et al: Association of cord blood vitamin D with early childhood growth and neurodevelopment. Journal of Paediatrics and Child Health 2016;August 27th.
24. Yayla C, Kurek M, Turan I, et al: Association between maternal circulating 25 hydroxyvitamin D concentration and placental volume in the first trimester. Journal of Maternal and Fetal Neonatal Medicine 2016;December 6th:1-22.
25. Baca K, Simhan H, Platt R, et al: Low maternal 25-hydroxyvitamin D concentration increases the risk of severe and mild preeclampsia. Annals of Epidemiology 2016; 26:853-857.
26. Miliku K, Vinkhuyzen A, Blanken L, et al: Maternal vitamin D concentrations during pregnancy, fetal growth patterns, and risks of adverse birth outcomes. American Journal of Clinical Nutrition 2016;103:1514-1522.
27. Holick M: High prevalence of vitamin D inadequacy and implications for health. Mayo Clinical Proceedings 2006;81:353-373.
28. Lee J, O’Keefe J, Bell D, et al: Vitamin D deficiency an important, common, and easily treatable cardiovascular risk factor? Journal of the American College of Cardiology 2008;52:1949-1956.
29. Dong Y, Pollock N, Stallmann-Jorgensen I, et al: Low 25-hydroxyvitamin D levels in adolescents. Pediatrics 2010;125:1104-1111.
30. Marshall I, Mehta R, Ayers C, et al: Prevalence and risk factors for vitamin D insufficiency and deficiency at birth and associated outcome. BMC Pediatrics 2016;16 (1):208.
31. Holick M: High prevalence of vitamin D inadequacy and implications for health. Mayo Clinical Proceedings 2006;81:353-373.
32. Holick M: Sunlight, UV-radiation, vitamin D and skin cancer. Advances in Experimental Medicine and Biology 2008;624:1-15.
33. Lee J, O’Keefe J, Bell D, et al: Vitamin D deficiency an important, common, and easily treatable cardiovascular risk factor? Journal of the American College of Cardiology 2008;52:1949-1956.
34. Dong Y, Pollock N, Stallmann-Jorgensen I, et al: Low 25-hydroxyvitamin D levels in adolescents. Pediatrics 2010;125:1104-1111.
35. Marshall I, Mehta R, Ayers C, et al: Prevalence and risk factors for vitamin D insufficiency and deficiency at birth and associated outcome. BMC Pediatrics 2016;16 (1):208.
36. Vinkhuyzen A, Eyles D, Burne T, et al: Prevalence and predictors of vitamin D deficiency based on maternal mid-gestation and neonatal cord bloods. Journal of Steroid Biochemistry Molecular Biology 2015;September 15th.
37. Saraf R, Morton S, Camargo C, et al: Global summary of maternal and newborn vitamin D status. Maternal and Child Nutrition 2016;12:647-668.
38. Naeem Z: Vitamin D deficiency: An ignored epidemic. International Journal of Health Sciences 2010;January:4(1):V-VI.
39. Aghajafari F, Field C, Kaplan B, et al: The current recommended vitamin D intake guideline for diet and supplements during pregnancy is not adequate to achieve vitamin D sufficiency for most pregnant women. PLoS One 2016;11:e0157262.
40. Thiele D, Ralph J, El-Masri M, et al: Vitamin D3 supplementation during pregnancy and lactation improves vitamin D status of the mother-infant dyad. Journal of Obstetric, Gynecologic, and Neonatal Nursing 2016; November 10th.
41. Salameh K, Al-Janahi N, Reedy A, et al: Prevalence and risk factors for low vitamin D status among breastfeeding mother-infant dyads in an environment with abundant sunshine. International Journal of Women’s Health 2016;8:529-535.
42. Merewood A, Mehta S, Grossman X, et al: Vitamin D status among 4-month-old infants in New England. Journal of Human Lactation 2012;28:159-166.
43. Nielsen N, Munger K, Koch-Henriksen, et at: Neonatal vitamin D status and risk of multiple sclerosis. Neurology 2016; November 30th.
Dr. Gregory Ward explores nutrition research that points to the benefits of docosahexaenoic acid (DHA) omega-3.
Colic in infants, though considered a benign condition, can bring a lot of stress to a family.
According to a global survey, 64 percent of parents worry about their child’s eye health given their increased exposure to blue light.
Brightest editors had the opportunity to sit down with Dr. Lauren R. Crosby, to learn more about DHA omega-3 and ARA omega-6 and why these fats are so important to a growing baby.