Video: Nutrition for a Healthy Pregnancy Part 2 with Dr. Gregory Ward
Dr. Gregory Ward explores nutrition research that points to the benefits of docosahexaenoic acid (DHA) omega-3.
Por: Lucy Jones, MRES BSC Hons RD MBDA
octubre 7, 2016
Como expliqué en la Parte I de este artículo de dos partes, se necesitan varios nutrientes para lograr un embarazo saludable. En este artículo, hablo de otros tres (vitamina D, hierro y ácido fólico).
La vitamina D fomenta el desarrollo óseo de los niños, al ayudar al cuerpo a absorber calcio y fósforo. Pero también va más allá: la vitamina D tienen un repertorio cada vez más reconocido de otras acciones, como la promoción de la acción de la insulina y la secreción, la modulación inmunológica y el desarrollo del pulmón. Por tanto, tiene el potencial de influir en muchos factores que afectan al desarrollo del feto. De hecho, los niveles bajos de vitamina D en el embarazo están relacionados con la preeclampsia, con un peso bajo al nacer, con la intolerancia a la glucosa, con el incorrecto desarrollo óseo fetal e incluso, y de manera potencial, con el asma durante la infancia. La ingesta baja de vitamina D es uno de los motivos principales tras la reaparición del raquitismo en los niños.[1]
La deficiencia de vitamina D es muy habitual en algunas partes del mundo, como en el norte de Europa, especialmente en las mujeres con piel pigmentada más oscura y las personas que son obesas y las que sufren sobrepeso. La deficiencia en vitamina D es tres veces más habitual en invierno y en primavera en comparación con verano y otoño, debido a una menor exposición al sol.[1]
Todas las embarazadas deberían tomar un suplemento de 10 mcg de vitamina D, para garantizar que sus niveles son adecuados con personas que están «en riesgo» o que tienen una deficiencia para la que necesitan dosis mucho más elevadas.[1]
Además de fomentar la formación sanguínea normal y la función normal del sistema inmunológico,[2] el hierro es un nutriente clave para el desarrollo del cerebro.[3]
La deficiencia de hierro es la causa más habitual de anemia durante el embarazo en todo el mundo16. Debido a esto, la Organización Mundial de la Salud recomienda el uso de suplementos de hierro prenatal en países de ingresos medios y bajos, y también se recomienda en algunos países de ingresos altos.[4] Las mujeres necesitan más hierro en el embarazo, por lo que unas fuentes dietéticas adecuadas son realmente importantes, como la carne roja, fruta deshidratada, nueces, semillas y las verduras de hoja verde.
Una reciente revisión sistemática y estudio de metaanálisis analizó las conclusiones de 48 ensayos controlados aleatorios, incluidas casi 18.000 mujeres, que revisaron los efectos de los suplementos de hierro tras la anemia materna durante los resultados del embarazo y del nacimiento16.
Los resultados agrupados de las pruebas aprueban pruebas convincentes de que los suplementos de hierro reducen a la mitad el riesgo de que la madre sufra anemia durante la última fase del embarazo o cerca del momento del nacimiento. Los suplementos también hicieron que el peso del bebé fuese una media de 41,2 g superior al nacer y que disminuyera en un 19 por ciento el riesgo de que el bebé tuviera poco peso.[4] Esta anemia en los primeros años de vida afecta al desarrollo del niño, incluida la memoria, los reflejos y puede incluso ocasionar un deficiente rendimiento en la escuela más adelante.[4]
El ácido fólico (también conocido como vitamina B9) es muy importante para el desarrollo de un feto sano, ya que puede reducir de manera importante el riesgo de defectos del tubo neural (DTN), como la espina bífida[5].
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) confirmó la función del ácido fólico antes y durante el embarazo. Se recomienda que las mujeres tomen un suplemento diario de 400 microgramos de ácido fólico mientras intentan concebir, y que continúen tomando esta dosis durante las primeras 12 semanas de embarazo, cuando la espina dorsal del bebé se está desarrollando.[5] Entre las fuentes dietéticas de ácido fólico se incluyen las verduras de hoja verde, el arroz integral, el pan integral con semillas y los cereales para desayuno enriquecidos con ácido fólico. Sin embargo, sería prácticamente imposible obtener suficiente ácido fólico solo de la comida; la única manera de asegurarse de que se obtiene la cantidad adecuada es tomando un suplemento.
Es bien sabido que la ingesta de suplementos, incluso los suplementos de ácido fólico, es deficiente durante el embarazo, en concreto entre aquellas personas pertenecientes a familias con ingresos más bajos.[6] Un reciente estudió demostró que menos de un tercio (30,3 por ciento) de las nuevas mamás eran conscientes de la función que la vitamina D tiene durante el embarazo y la lactancia por ejemplo, ni de que se recomiendan suplementos para este nutriente, ni mucho menos los nutrientes menos conocidos.[7] Cada vez más países incluyen ácido fólico y suplementos de ácido fólico para embarazadas en sus recomendaciones nacionales.
Tenemos un largo camino por delante para que todas las embarazadas logren la nutrición adecuada para maximizar el potencial que los primeros 1000 días de desarrollo pueden aportar. La mejor manera de hacerlo es fomentando una dieta colorida, variada y equilibrada y una selección de suplementos para permitir mayores ingestas de nutrientes cuando sea necesario. Estos nutrientes son las claves para tener un embarazo saludable y para que el bebé goce de buena salud en el futuro.
1. Royal College of Obstetricians and Gynaecologists (2014) Scientific Impact Paper 43 – Vitamin D in pregnancy. Accessed from https://www.rcog.org.uk/globalassets/documents/guidelines/scientific-impact-papers/vitamin_d_sip43_june14.pdf Last Accessed 8th September 2016
2. EFSA (2009) Scientific Opinion on the substantiation of health claims related to iron and formation of red blood cells and haemoglobin (ID 249, ID 1589), oxygen transport (ID 250, ID 254, ID 256), energy-yielding metabolism (ID 251, ID 1589), function of the immune system (ID 252, ID 259), cognitive function (ID 253) and cell division (ID 368) pursuant to Article 13(1) of Regulation (EC) No 1924/2006. EFSA Journal. 7(9):1215 [20 pp.]
3. Georgieff MK (2008). The Role of Iron in Neurodevelopment: Fetal Iron Deficiency and the Developing Hippocampus. Biochem Soc Trans. Vol 36(Pt 6): 1267–1271
4. Haider BA, et al. Anaemia, prenatal iron use, and risk of adverse pregnancy outcomes: systematic review and meta-analysis. BMJ. Published online June 21 2013
5. EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies (NDA) (2013) Scientific Opinion on the substantiation of a health claim related to increasing maternal folate status by supplemental folate intake and reduced risk of neural tube defects pursuant to Article 14 of Regulation (EC) No 1924/2006. Accessed from http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.2903/j.efsa.2013.3328/epdf Last Accessed 8th September 2016
6. DTB (2016) Vitamin Supplementation in Pregnancy. Drug and Therapeutics Bulletin vol 54, no 7: pg. 81-84.
7. ‘Nutrimum knows best Survey’ of pregnant and breastfeeding women. July 2015.
Dr. Gregory Ward explores nutrition research that points to the benefits of docosahexaenoic acid (DHA) omega-3.
Colic in infants, though considered a benign condition, can bring a lot of stress to a family.
According to a global survey, 64 percent of parents worry about their child’s eye health given their increased exposure to blue light.
Brightest editors had the opportunity to sit down with Dr. Lauren R. Crosby, to learn more about DHA omega-3 and ARA omega-6 and why these fats are so important to a growing baby.