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Dr. Gregory Ward explores nutrition research that points to the benefits of docosahexaenoic acid (DHA) omega-3.
Por: Lucy Jones, MRES BSC Hons RD MBDA
abril 21, 2017
En los últimos años ha habido un aumento de padres que desean ofrecer dietas basadas en ingredientes naturales sin procesar1, pero hay algunos nutrientes con los que a menudo nos quedamos cortos, lo que significa que el enriquecimiento puede desempeñar un importante papel a la hora de mantener y mejorar la salud de nuestro pequeño. Por ejemplo, las leches enriquecidas pueden aumentar las ingestas de nutrientes vitales, como la vitamina D para su sistema inmune2 y el omega-3 ácido docosahexaenoico (DHA). Muchos países recomiendan ahora utilizar suplementos de vitamina D3; en especial en el hemisferio norte, donde la exposición al sol puede ser reducida, hay partes sustanciales de la población que no toma suplementos de forma regular4. En el Reino Unido existen directrices para recomendar que todo niño menor de 5 años tome suplementos de vitamina A, C y D5. Aunque este consejo todavía no incluye el omega-3 DHA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) dio su opinión positiva a los estudios que indican una relación entre el DHA y el desarrollo cerebral en bebés y niños en 2014; esto llegó una vez descubierto que el DHA ayuda a mantener el funcionamiento del cerebro a lo largo de toda nuestra vida6. Se dieron cuenta de que el cerebro en desarrollo durante la infancia acumula grandes cantidades de DHA, en especial durante los primeros dos años de vida, pero también a lo largo de la niñez, y concluyeron que los estudios han demostrado que una dieta rica en omega-3 DHA afecta y contribuye directamente a nuestro desarrollo cerebral6. Esta afirmación todavía tiene que ser aprobada por la Comisión Europea y los estados miembros.
El cerebro humano se compone de hasta un 60 % de grasa y el DHA es el principal componente estructural, no solo del cerebro humano, sino también de la retina de los ojos6.
El pescado, en concreto el pescado azul, es prácticamente la única fuente real de omega-3, especialmente de DHA, pero nuestro consumo de pescado se ha desplomado en los últimos 100 años. Sabemos que en general las ingestas de pescado azul se encuentran actualmente bastante por debajo de los niveles recomendados4. En el ensayo DOLAB, centrado en el DHA en niños, cerca del 90 % afirmó comer menos de dos porciones de pescado o marisco a la semana y sus concentraciones en sangre de DHA/EPA (del 2,46 %, peor que las consideradas como de alto nivel de riesgo de enfermedad cardiovascular en adultos) estaban relacionadas con su ingesta de pescado7.
El estudio demostró que un nivel inferior de DHA en sangre está relacionado con una peor capacidad de lectura, menos memoria y peor comportamiento en general7. En consecuencia, el ensayo de intervención DOLAB examinó a niños de 7 a 9 años en el tercio inferior de capacidad de lectura y que comiesen menos de dos porciones de pescado a la semana. Se les administró aceite DHA o un placebo durante 16 semanas. Los resultados mostraron que los suplementos tuvieron un efecto muy notable entre los peores lectores del grupo. El rendimiento de los 224 niños que estaban en el quinto inferior en cuanto a capacidad de lectura mejoró un 20 % con respecto a los niños que tomaron pastillas de aceite de placebo; entre los niños con peor capacidad de lectura, aquellos por debajo del 10.º percentil, la mejora fue todavía más llamativa: un 50 %7.
Resultados como estos demuestran lo importante que es asegurar una ingesta adecuada de omega-3 DHA para el desarrollo del cerebro en los primeros años y yo, como dietista, recomiendo la introducción temprana del pescado azul durante el destete.
En periodos de gustos restringidos, de rechazo de la comida o cuando los intentos de optimizar la ingesta de pescado azul resultan difíciles, deben buscarse fuentes alternativas. El DHA se puede encontrar en forma de suplementos, así como en alimentos enriquecidos como leche, huevos y hasta zumo de naranja. Esto puede hacer que el desayuno sea una oportunidad ideal de mejorar las ingestas, bien con huevos, bien con zumo de naranja o incluso con leche enriquecida con omega-3 DHA. Las ventajas de satisfacer las necesidades nutricionales durante este periodo de rápido crecimiento y desarrollo pueden influir en su potencial para toda su vida, y tenemos la capacidad de hacer cambios importantes en sus dietas y en su salud con gestos muy pequeños.
Dr. Gregory Ward explores nutrition research that points to the benefits of docosahexaenoic acid (DHA) omega-3.
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